sábado, 22 de octubre de 2016

El monstruo sin nombre (Reflexiones sobre “el nombre propio” y los mandatos intergeneracionales) Parte 3/6



Te sugerimos leer la parte 1 y 2 de este texto , la puedes encontrar dando click a los siguientes enlaces.

“El monstruo que fue al Este encontró una aldea, allí encontró un herrero a la entrada. 

-Oh, señor herrero, por favor deme su nombre- le suplicaba.
-No pienso darte mi nombre- protestaba el herrero. 
-Si me das tu nombre, a cambio, me introduciré en ti y te haré más fuerte.
¿En serio?- dijo- incrédulo.
 -Si me vas a volver más fuerte, te daré mi nombre.

El monstruo entró en el herrero, y así el monstruo se convirtió en el herrero, Otto.
Otto era el hombre más fuerte de la aldea. Sin embargo un día dijo…

¡Miradme! ¡miradme!-gritaba Otto.
¡Mirad que grande se ha hecho el monstruo en mi interior!
.-Grush Grush, Ñam Ñam, Grumpf Grumpf, Glup- 

El monstruo, que tenía mucha hambre, se comió a Otto desde dentro, y volvió a ser un monstruo sin nombre.”


El nombre secreto , ese que como el monstruo entra en el herrero Otto y lo hace más fuerte pero que si no lo alimentamos termina comiéndonos desde adentro.

Todos tenemos un nombre secreto adentro, ese pequeño monstruo que nos habita.

 En algunas culturas se utiliza un nombre secreto , que protege al sujeto de la agresión de los demás.

Los gold o nanai en Rusia cambian el nombre esperando cambiar el rumbo simbólico del portador.

En Japón el cambio de nombre es también un cambio de vida.

En china repetir el nombre es una muestra de afecto como si al nombrarlo por primera vez se hiciera referencia al sujeto y la segunda (innecesaria porque la referencia ya se ha hecho) es el re-conocimiento.

Nosotros no elegimos nuestro nombre, pero hemos de saber que hay un nombre secreto debajo del nuestro.
Al nombrar los padres depositas expectativas conscientes e inconscientes (ahí está el “secreto”). El nombre secreto puede ser ese pequeño monstruo dentro del herrero Otto.

¿Por qué el monstruo devora al herrero Otto?
Porque ha y una falla en la identificación , el monstruo a pesar de estar adentro de Otto no es Otto.
Haz el siguiente ejercicio, mírate al espejo y  repite  tu nombre en voz alta, hasta que ese que te mira en el espejo se vuelva un extraño y las palabras carezcan de sentido.
Es lo que sentimos cuando gritan “nuestro” nombre en la calle y vemos que se refieren a otra persona.
Hay un instante de desconcierto, de enajenación de extrañeza.   
Quiz por eso nombramos, para dar un sentido de familiaridad a lo extranjero.

Los amantes se re-nombran , porque saben el secreto. Que nombrar es poseer.

Tú no eres tu nombre, tú no eres ese monstruo que te hace fuerte, tú no eres la madre, el padre, el licenciado, el drogadicto, el fulano, Luis, María, Jonathan , Otto etc. Entonces ¿Quién eres?