El psicoanálisis es seductor
y los que somos estudiosos de él, nos apasionamos cuando nos adentramos
en sus laberintos, y en ocasiones sonreímos frente a un libro verde con la
creencia de que hemos comprendido algo. La escritura de Freud es muy seductora,
nos crea la atmosfera de que estamos frente a algo grande, importante y que
somos sus interlocutores privilegiados.
¿Por qué empezar así un ensayo que pretende abordar el
asunto de los mecanismos de defensa y la formación de los síntomas? Porque hay
un Freud que me interesa, el primero, el físico-neurólogo. Pero a la vez
encuentro que muchos consideran a ese Freud, como el menos seductor.
Assoun menciona respecto a la lectura que hace Jean
Hyppolite de la obra de Freud “¿Y por dónde cojea precisamente Freud? Por la
energía, ese maldito y obstinado punto de vista energético que se le pega a la
piel como una maldición: ¡Ahora bien la energía es enemiga del
sentido!”(Assoun, 1981 p.25)
Pero para mí la “energía” es lo valioso de la obra
freudiana. Pero no la pienso como una energía real, que se encuentre
recorriendo el cuerpo sino como una metáfora, como analogía. ¿Pero Mesmer también
habla de energía (electricidad), cual es la diferencia? ¿Dónde termina el genio
y comienza el charlatán?, ¿Cómo saberlo?
Y en estos tiempos, que algunos llaman posmodernos,
donde hablar de verdad es ya
posicionarse como dogmático, solo encuentro una solución para entender a ese
Freud del proyecto de psicología para neurólogos y que se asoma en “Inhibición
síntoma y angustia” y esa solución la encontré con Borges, esa solución se
llama Tlön.
Tlön para mi es una ficción que me permite pensar la
realidad desde otro lugar, esa ficción es peligrosa porque puede llegar a
sustituir la realidad. Por supuesto que “Es un error capital el teorizar antes
de poseer datos. Insensiblemente, uno comienza a deformar los hechos para
hacerlos encajar en las teorías en lugar de encajar las teorías en los hechos”
(Arthur Conan Doyle). Y el primer Freud no delira, sino que teoriza a partir de
su clínica y sus observaciones neurológicas. Utilizare mi Tlön, es decir mi
ficción de la “maquina deseante” para pensar el asunto de los mecanismos de
defensa.
Sabemos del mismo Freud que buscaba darle a la mente una
localización física y que dicho “proyecto” es abandonado cuando el camino de lo
sexual lo lleva por los senderos del fantasma, del padre, de eros y tanahatos.
Cuando pienso al primer Freud pienso al que creó una máquina
de placer y displacer. “La máquina deseante” más tarde dará paso a la “Maquina poética”
en la interpretación de los sueños. ¿Pero de que se defiende esa máquina? De la
destrucción aunque paradójicamente también va empujada a ella.
¿Por qué va empujada a ella? Porque eso fue el nacimiento de
la máquina, un error, una falla, una descarga que movilizo pero no se descargó
absolutamente. Lo anterior lo podemos apreciar en el siguiente esquema:
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Esquema 1. Niveles de energía dentro de la “maquina deseante" |
Por la parte de principio de realidad, nos conduce a la
muerte esa sobrecarga que haría explotar el sistema, ese rayo que atraviesa a
la maquinaria deseante, también conocido como dolor. Y por el lado del placer
está el vaciamiento, es decir la descarga absoluta. Entonces la vida es lo de
en medio y la defensa es defensa de muerte. “Enfermamos para no enloquecer y
enloquecemos para no morir”.
Pero entonces es una maquina en contradicción, por una parte
busca la descarga pero por otra la evita.
Los caminos del placer se verán obstaculizados por la
represión, sin embargo la pulsión buscará los caminos para expresarse.
Cuando escuchó hablar a los psicoanalistas del inconsciente,
pareciera que es un mar indomable, y suelen utilizar la metáfora del agua para
referirse a la pulsión. “recorre”, “inunda”, “desborda”, “reflujo”, etc.
Pensemos al representante pulsional como una energía que
pugna por satisfacerse. Vemos en el esquema 2 que sus caminos lo llevarán por
distintos grados de “satisfacción”.
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Esquema 2. Los caminos para la formación del síntoma. |
Lo primero que hay que señalar es que hay un adentro y un
afuera que no corresponde al cuerpo biológico. Este adentro-afuera es de
nuestra maquina deseante. La represión ha realizado una barrera para que no se
realicen las demandas pulsionales incompatibles con el yo y el superyó, Freud
llamo a esto represión secundaria o propiamente dicha. ¿Por qué son
incompatibles? Por el principio de realidad.
En el niño “la maquina deseante” no conoce barreras y
pugnará por salir a toda costa. Pero “el desarrollo de la libido es influido
decisivamente por los cambios en relación del sujeto con su objeto” (Klein,
1935, pág. 270). Es decir las vivencias
dolorosas y de satisfacción influirán en los caminos de la libido.
En el esquema 2 podemos ver que la línea azul es el
recorrido ideal, de placer absoluto en donde se da la descarga total. La línea
azul es el arco reflejo.
“El placer está del lado del acto reflejo. Es lo que lleva a la pata de la rana a contraerse
cuando se le aplica una corriente eléctrica. Jamás podrá esa reacción crear un
objeto” (Braunstein, 2011)
La línea azul seria el recorrido de una “máquina de placer”
pero nosotros hablamos de una “maquina deseante”, es decir que desea algo que
no tiene.
En la primera vivencia de satisfacción se genera una huella
mnémica y el deseo será la activación de esa representación. Pero al ser la
primera representación quedara como prototipo de la satisfacción total, pero al
no tenerla siempre disponible, es decir su ausencia hará que la maquina
deseante la alucine.
Cuando se vuelve a presentar el objeto de satisfacción, algo
será distinto porque, ya no llegara a un
lugar sin representaciones, ya no llega a escribir en una hoja en blanco, ya
hay un capitulo escrito, el génesis que habla de un tiempo en donde se vivió
una satisfacción total. Ahí empiezan los caminos de la pulsión.
“La meta de la pulsión no es el aplacamiento, la
satisfacción, sino la falla que relanza el movimiento pulsional,
incansablemente, siempre hacia adelante. Nuestra historia la de cada uno, es la
historia de los modos de fallar el objeto imposible” (Braunstein, 2011, pág.
54)
Al ser imposible el camino de la línea azul la maquina
deseante buscará objetos similares para
ello tendrá que realizar una labor de reconocimiento y comparación es decir
realizara una labor de discernimiento, ahí comienza la labor del pensamiento. Y
obtendrá un placer atemperado. Este recorrido está representado en el esquema 2
con la línea verde.
También existirá libido que no logre pasar la barrera de la
represión pero se condensara con otras representaciones para obtener la fuerza
suficiente. La libido espera “como un cuerpo extraño” para retornar. En el
esquema 2 representamos este proceso con la línea naranja. Aquí es importante
señalar el proceso de regresión temporal, es decir al no encontrar la pulsión
la satisfacción en la realidad la busca en las fantasías y en organizaciones
antañas.
Los caminos para la formación del síntoma están
representados en el esquema con la línea morada, son las formaciones
inconscientes que debido a la imposibilidad del placer absoluto y regulado por
el pensar, buscara un placer sustitutivo.
Anna Freud mencionará que las formas en cómo se defiende la
“maquina deseante” determinara como devendrá los síntomas.
Los caminos que recorrerá la pulsión en la histeria serán
muy distintos a los de una neurosis obsesiva. Anna Freud nos pone un ejemplo en
su libro “El yo y los mecanismos de defensa” en
donde el conflicto se desencadena por el odio contra la madre, nacido
por una fuerte envidia del pene.
En el caso de la histeria, se resuelve por la represión. El
odio de la madre será borrado de la conciencia, sin embargo puede haber
conversión al sumarse con pulsiones sexuales desencadenadas por la envidia de
pene y salir como placer sustitutivo a través del síntoma.
Pero hay otro modo de defenderse de esas pulsiones que
entran en conflicto y esto es desarrollando una fobia logrando así “limitar la
actitud, con lo cual previene el encuentro con todas aquellas situaciones
susceptibles de favorecer el retorno de lo reprimido”.
En el caso de las neurosis obsesivas, se llevara a cabo varios
procesos defensivos como las formaciones reactivas del yo, logrando una
excesiva ternura hacia la madre, en lugar del odio. Las contracatexias estarán
cuidando de que la pulsión no se manifieste de manera consciente, sin embargo
estos procesos ocasionaran una fatiga en
el sujeto.
Como podemos ver la maquina deseante, al no tener un objeto ideal genera deseo, vida, pensamiento. La defensa
nos protege de esa entrega absoluta aunque a su paso nos enferma.
Lo advertí desde el inicio esto solo es analogía , mito ,
solo una manera de explicar lo que pasa dentro(¿afuera?) de la psique, sería ingenuo pensar que eso se
encontraría dentro del cuerpo, la maquina deseante y poética es también una maquina fantasma. Es un software
diseñado para fallar, pues si acierta muere. Y en cada error produce algo que
no esperaba, que no es posible con la perfección o con la lógica, algo que solo
es posible por la falla. El arte, el amor, el odio, el síntoma, el sujeto es
solo a partir de esa falla.
Pero el inventor de esa máquina, Freud, se basó en los conocimientos de la física de
su tiempo, quizá sea tiempo de pensar a esa máquina desde una lógica
distinta. Con los aportes de la física
contemporánea.
El camino de esta máquina es el siguiente “máquina de
placer” es la maquina hecha de carne, de nervios, que en el humano dará paso a
“la maquina deseante” de la cual hable en este ensayo pero habría que pensar a
esta máquina como un puente, mejor dicho como la base de la maquina poética,
esta última es la que produce chistes, lapsus, olvidos y arte.