domingo, 25 de septiembre de 2016

El monstruo sin nombre (Reflexiones sobre “el nombre propio” y los mandatos intergeneracionales) Parte 2/6



El monstruo deseaba un nombre con todas sus fuerzas, así que el monstruo decidió salir de viaje en busca de un nombre.


Se trata de saber si el monstruo es sin nombre, o si por carecer de nombre, es que tiene el estatuto de monstruo. 

Para ello es necesario saber ¿qué es el nombre? Esther Cohen nos dice que “el  nombre propio es nuestra primera morada en el mundo de los hombres, el refugio al que nos arroja el vientre materno.” Dicho de esa manera podríamos preguntarnos si nosotros habitamos un nombre o un nombre nos habita. ¿Quién continente, quien contenido?

Esa primera morada es construida por el deseo de los padres, incluso antes de nacer, se construye una morada simbólica que nos remitirá a identidades grupales , fantasías, deseos , ritmos , sonidos , formas , proyectos y representaciones futuras. Pero entonces ¿el nombre propio es continente o contenido?  
Esta misma autora nos menciona que “sólo en él , es  donde el hombre puede concebirse como tal; sólo el nombre garantiza la posibilidad de que la alteridad se realice y , con ella , la  existencia misma.”

Diferencia y existencia.  Diferencia en el sentido de que el nombre propio hace al sujeto diferente de la cosa, introduce al sujeto al mundo simbólico, al lenguaje en donde la diferencia  hace posible el intercambio.
Y Existencia en el sentido  de Ex-sistir , remarcando el (ex) como algo de afuera, sacándonos de un narcisismo primario,  hacia el otro abriendo -a su vez -una posibilidad de experiencia.

Entonces hay sujeto, porque hay nombre  que es continente/contenido, pues ha convocado a un  sujeto , arrebatándolo  de su  muerte que permanecerá como silencio en el nombre.

Desde ese perspectiva podemos recordar a Saramago cuando dice: "En el libro de las evidencias se lee: ¨Conoces el nombre que te dieron, no conoces el nombre que tienes¨".
Pero ¿qué pasa cuando no hay nombre como es el caso del cuento que nos ocupa?  El monstruo, es monstruo porque no tiene nombre, es decir al no ser representado no puede entrar en el intercambio de las diferencias y para ex-sisitir tiene que afirmarse él como la Diferencia misma. Esto lo vemos representado en su escisión. 


Pero el mundo es grande, así que se dividió en dos para continuar el camino. Uno de ellos fue al Este y el otro al Oeste.”


La “Diferencia”, la “Alteridad” puede resultar monstruosa si no tiene un nombre propio.

El monstruo, es monstruo porque es sin nombre.




1 comentario:

  1. Es interesante el modo de abordar la alteridad y la identidad del sujeto. El nombre como un todo que da un lugar. El nombre que sujeta al individuo a lo simbólico

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